Madre, mujer guerrera

10.05.2013 21:36

A Eva la primera madre del mundo, producto de su desobediencia, Dios le dijo: “Multiplicaré en gran manera los dolores en tus preñeces; con dolor darás a luz los hijos” (Gen 3:16). Dios bien sabía la fortaleza de ella y supo que podía soportar estos dolores, definiendo lo grande que son las Mujeres.

 

En otras ocasiones he escrito acerca de la mujer, definiéndola como un ser espectacularmente maravilloso, que muy pocos saben apreciar y aprender de ellas. La mujer es Co- Autora de la vida y lleva consigo la responsabilidad de multiplicarse para preservar nuestra raza humana.

 

Una de las madres a la que mucha admiración le tengo es a María la madre de Jesús, nuestro Señor. Desde el mismo momento que fue elegida por Dios para llevar a cabo su plan, se entregó con fervor a realizar su tarea, y mira que la hizo tal y como Dios sabía que lo haría. Llevó dentro de sí al hijo de Dios por nueve meses, luego se encargó de cuidarlo durante treinta años hasta que llegó el momento de que Jesús iniciara su Ministerio y pusiera en marcha el plan de su Padre, nuestro Dios.

 

Así como María tuvo la tarea de cuidar, no solo al hijo de Dios, sino a los otros hermanos de Jesús, cada madre en el mundo tiene la tarea de cuidar y proteger a sus hijos para permitir que se cumpla el plan de Dios sobre cada uno de ellos. Las madres están dispuestas a dar la vida por sus hijos, a educarlos, forjarlos, acompañarlos, a guiarlos al éxito y solo se conforman con verlo alegre y nada más; sin embargo muchos hijos ven a su madre como un estorbo o un fastidio, haciendo caso omiso a uno de los mandamientos de Dios: “Honra a tu padre y a tu madre, para que tus días se alarguen en la tierra...” (Éxodo 20:12)

 

Las madres son como un Ángel que Dios nos da en la tierra para que cuide de nosotros y debemos agradecerlo honrándola como lo merece y nos fue encomendado. Tenemos que amarla con amor de verdad, debemos quererla con la lágrimas en los ojos, por la emoción que irradia el saber que nos cuidó dentro de ella por nueve meses, y luego al nacer, todo el sacrificio que hizo por llevarnos a nuestros días, y en muchos casos sin un compañero a su lado, dejando, muchas veces, sus sueños a un lado para darle paso a nuestros sueños.

 

El amor de una madre es un sentimiento único y verdadero que debemos saber atesorar en nuestro corazón. Que vivan las Madres!!!

 

“Oye, hijo mío, la instrucción de tu padre, y no desprecies la dirección de tu madre” Proverbios 1:8

 

Simón Fernández